La idea inicial de la colocación de estas estructuras era la de un sistema de drenaje en la arquitectura de los templos medievales y cornisas de las iglesias. Se dice que las gárgolas son representaciones del demonio y de las brujas. Algunos piensan que sus formas aterradoras ayudan a alejar cualquier tipo de maldad, y otras que son los guardianes de la fe cristiana.
Unas doscientas cincuenta gárgolas nos miran desde las cornisas de los distintos monumentos góticos de Barcelona. No todas tienen formas terribles y amenazadoras, en la Catedral hay tres que nos resultan bastantes familiares, el toro, el unicornio y el elefante.
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