En la época medieval el oficio de verdugo era respetado y
temido. Pero nadie quería relacionarse con este personaje, y ya no hablamos de
tenerlo como vecino. Así pues los que
vivían dentro de las murallas de Barcelona no lo querían dentro y las
autoridades consideraban cruel ponerlo fuera, ya que el verdugo sólo acataba
las órdenes que le daban.
Así pues entre la capilla de Santa Ágata y la casa
Padellás en la Plaça del Rei, el Consell
de Cent decidió que la casa del verdugo
se situaría entre las murallas de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario