Situado sobre una colina y con el río
Sil como foso natural se encuentra el castillo Templario. Data de 1178 cuando
Fernando II de León permitió que los templarios establecieran la encomienda, gobernando desde allí
sus numerosas y ricas posesiones en lo que en la actualidad es la capital del Bierzo,
Ponferrada.
La ciudad se originó a
partir de la construcción de un puente de hierro (Pons Ferrata) que sirvió
a los peregrinos para acortar distancias hacia la ciudad de Santiago de Compostela. Así pues los
templarios deberían proteger
a todos los peregrinos que
cruzaban aquellas tierras. Tenían que darles cobijo y un lugar de descanso.
Debían preocuparse de los heridos y los enfermos.
Acostumbrados como estaban a
luchar contra los infieles y proteger a los cristianos, los templarios dominaron el camino de Santiago gracias a otro
enclave, el castillo de Cornatel.
El catillo tiene más de 8.000 metros cuadrados de superficie a los que se
accede por el lado sur a través de una puerta flanqueada por dos torreones
rematados de finas almenas. Se cruza luego una segunda puerta, la torre del
Rastrillo o de los Caracoles, que da paso al patio de armas, donde se alzaron
en su día las habitaciones conventuales de los templarios.
Torre del Rastrillo o de los Caracoles |
Una vez dentro podremos ver
las torres de Cabrera, la del Malvecino, la de Monclín, la de Malpica o la
torre del Homenaje.
Torre del Malvecino |
Se pueden visitar dos
exposiciones dentro del castillo. La primera en la torre de Monclín, donde hay
una colección de trajes de distintos oficios y clases sociales de la época
medieval, aunque lo más interesante es el sótano, donde se encuentran vestigios
de la antigua muralla templaria que estuvo oculta durante muchos años.
La segunda se encuentra
en el Palacio Nuevo, con el nombre de Templum
Libri, donde en la primera sala podemos ver códices y manuscritos de
temática religiosa y en la segunda relativa a las Ciencias y Humanidades.
En la actualidad, lo que
podemos ver no se corresponde exactamente con la estructura templaria, pues se
trata de la superposición ocasionada por los añadidos y reconstrucciones de sus
sucesivos propietarios, aunque eso no desmerece la visita a lo que fue uno de
los más importantes enclaves fortificados
de la Orden del Temple.
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