Ya llevan más de 600 años saliendo por las calles de esta población murciana. Sí, ya se que hay muchas y diversas procesiones por la península, pero ésta es tierra materna y eso tira mucho.
El
que pueda acercarse a Jumilla, aparte de poder degustar sus famosos vinos,
también puede ver una de esas procesiones que son imprescindibles, por la
riqueza artística, colorido y entusiasmo que ponen los jumillanos.
Una
de las peculiaridades de las procesiones de Jumilla y de la región de Murcia,
es que los nazarenos van repartiendo dulces, normalmente caramelos.
Hay
diversas teorías del por qué de esta tradición y la que tiene más aceptación es
que como eran los huertanos de Murcia los que sacaban los pesados tronos y
permanecían en la calle muchas horas, con el esfuerzo físico que suponía
aquello, la Iglesia permitía a estos hombres que en el transcurso de la
procesión pudieran tomar alimentos que ayudaran a fortalecerles en el intenso
trabajo. Al tratarse de gentes humildes de la huerta, venían provistos de habas
tiernas huevos duros y monas. El nazareno se echaba gran cantidad de estos
productos en el seno de su túnica y a lo largo del recorrido aprovechaba para
"convidar" a sus amigos y conocidos.
Fuese como fuere hay nazarenos que llegan a repartir durante el recorrido de 10 a 12 kilos de caramelos .
La
túnica y el “capuz” hacen que el nazareno mantenga su anonimato, o no. Mirándolo
a los ojo se puede llegar a saber quién es. En el caso de mis fotos es fácil,
son parte de mi familia.
El
único que sale a cara descubierta soy yo. ¿adivináis quién soy?
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